Dicen que para escribir bien hay que escribir. Eso es de primero de primaria. También dicen que para escribir bien hay que leer. Mucho. Lo que no dicen tanto es que no vale escribir de cualquier manera, al igual que no vale leer de cualquier manera.
Si quieres mejorar tus escritos leyendo, tienes que aprender a leer como lo haría un escritor. No vale con devorar 300 páginas del tirón, los ojos maníacos escaneando la página y el pulso a cien por hora.
Por mucho que me gusten los atracones literarios, de poca ayuda sirve leer sin pararse a pensar, sin el gusto por analizar las frases o detenerse a releer un párrafo que sobresale estilísticamente.
Este 2019 me propuse leer más y mejor. Hacía tiempo que no leía tanto como quisiera (no voy a señalar a ningún culpable, pero Netflix sabe de quién estoy hablando) y quería retomar el hábito. Además, me propuse a abordar los textos con ojos más críticos, examinando las partes que no me convencían, y tomando breves notas de lo que me gustaba.
Tras hacer una revisión de las lecturas de este año, he reunido en este post mis 5 lecturas favoritas del año y las reflexiones que he sacado de ellas como escritora.
Siempre hemos vivido en el Castillo, Shirley Jackson.
Descubrí este libro poco después de ver la versión de Netflix de La Maldición de Hill House y lo apunté en mi lista de pendientes en Goodreads sin estar muy segura de llegar a leerlo. En octubre una de mis Booktubers favoritas lo recomendó como lectura pre-Halloween y decidí darle una oportunidad.
Me alegro de haberlo hecho porque la “tontuela de Merricat” se va a quedar conmigo mucho tiempo.
Siempre hemos vivido en el Castillo es un relato de terror que, disfrazado de cuento de hadas, cuenta una historia sencilla pero muy creepy. Sigue la vida de las hermanas Blackwood, que viven en la mansión familiar con la única compañía de su tío, después de que el resto de su familia muriera por envenenamiento 6 años atrás.
“Merricat” cuenta cómo los habitantes del pueblo siempre han odiado a los Blackwood y cómo acusan a su querida hermana Constance de ser la autora del envenenamiento. Huérfana, infantil y con una imaginación desbordante, es casi imposible no empatizar con ella desde los primeros párrafos:
Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.
Los días en la casa de los Blackwood transcurren apaciblemente y las hermanas llevan sus pequeñas rutinas de forma inalterable: la cocina, la compra, rituales de protección contra extraños… Sin embargo, esta novela tiene un trasfondo muy oscuro, y Shirley Jackson juega con el lector proporcionándole la información justa para que le invada una sensación escalofriante. Se trata de un “terror doméstico”, sin fantasmas ni maldiciones, donde el horror se agazapa allí donde la autora calla.
Lo que he aprendido: un silencio bien escogido dice más que mil palabras. Cuando acabé esta novela quedaban tantas preguntas por contestar que estuve varios días sin poder quitármela de la cabeza.
Una habitación propia, Virginia Woolf
Ahora es cuando te escandalizarás, ¡¿Pero aún no habías leído Una habitación propia?! Sí, yo también lo pienso en retrospectiva y se me arquea una ceja, pero en mi defensa diré que de verdad lo pensaba hacer en cualquier momento.
Creo que este libro de Virginia Woolf no necesita introducción, pero para los que como yo lo han ido aplazando en su lista de lecturas hasta el punto de resultar embarazoso, te lo resumo brevemente:
Una habitación propia es un ensayo de Virginia Woolf publicado por primera vez en 1929 y que a día de hoy no es solo su obra más influyente, sino un referente obligado en la teoría feminista. El ensayo se desarrolló a partir de una serie de conferencias sobre “las mujeres y la ficción” que impartió en los colegios universitarios femeninos de Girton y Newham (Universidad de Cambridge) en 1928.
Tras situarnos en el entorno ficticio de la Universidad de Oxbridge, regida bajo el sistema patriarcal de la época, Woolf plantea su conclusión central: “una mujer debe tener 500 libras al año y una habitación propia para poder escribir novelas” y que el hecho de que históricamente no haya más mujeres escritoras no se debe de la falta de talento de estas para el arte, sino a la imposibilidad de acceder a educación, recursos y tiempo para ellas mismas. Un discurso bien argumentado, con multitud de ejemplos y referencias.
Lo que he aprendido: A no sumarme a las tendencias si no voy a aportar algo nuevo. Te explico: (¡Alerta Roja!: Se avecina una Unpopular Opinion).
Han pasado 90 años desde la publicación de este ensayo y nos encontramos con una sociedad en la que el feminismo está en boca de todos. Y no sé si solo soy yo, pero me parece que muchas producciones audiovisuales de 2019 están impregnadas de un tufillo de feminismo comercial y/o corrección política que me aburren. No aportan nada nuevo e introducen el tema porque sí, porque bum bum ciao, es lo que la gente quiere y hay que meterlo aunque sea con calzador.
Middlesex, Jeffrey Eugenides.
Ganadora del premio Pulitzer en 2003, esta novela es todo un clásico americano. Middlesex sigue la historia de Cal (Calíope) Stephanides, un intersexual que tras enamorarse de una mujer reflexiona sobre si debería contarle su condición. Cal nos desvela así el secreto familiar escondido por su abuela Desdémona durante tres generaciones. Ella y su hermano fueron víctimas de la guerra greco-turca allá por los años 20 y durante su emigración a Estados Unidos se casaron y prometieron no revelar nunca su consanguinidad. Más tarde, su hijo se casaría con su prima y de esta unión llegaría Calíope.
“Nací dos veces: fui niña primero, en un increíble día sin niebla tóxica de Detroit, en enero de 1960; y chico después, en una sala de urgencias cerca de Petoskey, Michigan, en agosto de 1974.”
Esta novela es una saga familiar así como una historia de iniciación, despertar sexual y búsqueda de la identidad.
Lo que he aprendido: A no tener miedo de experimentar con las voces narrativas. Este es un libro largo y complejo, pero sin duda lo que más llama la atención de él es el narrador. Está relatado en primera persona, pero presenta una voz cambiante, que se aleja de los personajes hasta volverse omnisciente en ocasiones, para luego pegarse de nuevo a la conciencia de Calíope. Además, la voz habla a veces en femenino y otras en masculino.
Jeffrey Eugenides es un portento creando narradores complejos y ya hablé de él y de otra de su novela debut «Las vírgenes suicidas» en Tipos de Narrador, ¿cuál elegir?
Una Educación, Tara Westover
Una Educación no es solo uno de los favoritos de los que he leído este año, sino que creo que es un libro que todos deberían leer una vez en la vida.
Se trata de un relato autobiográfico de Tara Westover, hija de un mormón fundamentalista convencido de que el final del mundo está a punto de llegar. Tara se cría en las montañas de Idaho junto a sus 6 hermanos, sin asistir a la escuela o al médico. Conforme va creciendo, sus ideas empiezan a diferir del discurso de su familia y sospecha que la única forma de salir de su hogar es a través del saber. Así, con 17 años, prepara el examen de ingreso a la universidad y comienza un viaje que la llevará a Cambridge y Harvard.
Una educación es una novela sincera y profunda, difícil de leer en ocasiones por la cantidad de violencia repartida entre las páginas. Sin embargo, tiene un efecto hipnótico que impide soltar el libro.
«Podéis llamarlo transformación. Metamorfosis. Falsedad. Traición. Yo lo llamo una educación.»
Lo que he aprendido: De este libro se pueden sacar muchas enseñanzas para la vida, y quizá lo que he aprendido de él como escritora sea probablemente lo menos relevante. Quizás la mayor enseñanza que he sacado de este libro como escritora es que debemos escribir sobre las verdades que más nos duelen, esas que se nos atraviesan en la garganta
Circe, Madeleine Miller
Circe, hija del titán Helios y la ninfa Perse, es una diosa con voz de mortal y una belleza que no está a la altura de las demás ninfas. Sus familiares la humillaron desde joven por estas diferencias y por su carácter compasivo y bondadoso hasta que descubre que tiene el don de la brujería y Zeus, temeroso de que sus poderes supongan una amenaza para el Olimpo, la destierra a la isla de Eea. Circe aprovecha su soledad para perfeccionar su magia, que le sirve de gran ayuda cuando tiene que hacerle frente a adversidades cada vez mayores y su destino se cruza con monstruos, héroes de guerra y dioses Olímpicos.
Circe es un retelling mitológico aunque no necesitas saber nada de mitología para seguir la historia. Si bien la lectura se me hizo un poco pesada en algunos momentos (sobre todo cuando aparece Odiseo) y me resultó difícil empatizar con los personajes, disfruté bastante con ella. Tiene una forma muy actual de narrar mitos que hemos escuchado cientos de veces y los une en una trama llena de giros y golpes del destino tan propios de la mitología.
Lo que he aprendido: Una buena ejecución vale más que una buena idea. Leer un retelling que reúne historias y personajes tan famosos como Odiseo, Penélope, Atenea, Hermes, Dédalo… y que aun así sigue resultando fresco e interesante es para mí una confirmación de que lo importante al escribir no es lo que cuentas, sino cómo lo cuentas.
Estoy bastante satisfecha con mis descubrimientos literarios de este año aunque el año que viene me gustaría leer más y mejor. Uno de mis propósitos para 2020 será leer a más autoras españolas y ya he recopilado algunos títulos interesantes. También quiero centrarme más en realismo mágico (un subgénero que quiero explorar más a fondo) y en libros para escritores.
Aunque la lista es larga, siempre hay sitio para más. Si tienes alguna recomendación -sea de estas categorías u otras- la cajita de comentarios estará encantada de recibirla 🙂
5 comments
Hola preciosa.
Con muchas horas de difencia y desde muchos miles de Km de distancia,, te hago este comentario..
Sé que te va a hacer mucha ilusión.
Pero más ilusión nos hace a nosotros de ver tu gran labor..
Creo que pocas cosas hay tan grandes como un libro..
Un libro te educa,,, te entretiene, en un libro se escribe nuestra historia.
Por eso las personas como tú, merecen ser escuchadas y reconocidas.
Te deseamos lo mejor,, en esta maravilla de idea que as tenido..
NO DEJES NUNCA, DE DEFENDER LA LECTURA Y MENOS DE PROMOVERLA..
Mucho ánimo para seguir con tus apasionantes aficiones. Se nota que las disfrutas y nos contagias tu entusiasmo.
Me encantó tu frase:
«Quizás la mayor enseñanza que he sacado de este libro como escritora es que debemos escribir sobre las verdades que más nos duelen, esas que se nos atraviesan en la garganta»
Gracias
Hola , me ha encantado tu artículo, soy amante de la lectura, me estoy leyendo siempre de todo, no conocía el libro Siempre hemos vivido en el Castillo de Shirley Jackson , y eso que mi gusto literario va por el suspenso y terror..ya lo he encargado para leérmelo, gracias por compartir todos estos títulos con los lectores.. 🙂
¡Espero que te guste, yo disfruté muchísimo con la lectura!